tú,
viejo amigo
Llegó
y me halló mientras miraba el mar
enloquecido
bebía
cafés batidos uno tras otro y fumaba
(como
hacíamos entonces)
y
me decía lo que a los dieciocho decíamos
sobre
las mujeres y la muerte.
En
lo profundo de sus ojos uno de mis yos
me
miraba también olvidado e ignoto
como
mi viejo amigo
perdidos
los dos en los vórtices del tiempo
y
de la preterición
Toda
la noche habló y habló, fumó, bebió cafés batidos
vinieron
y lo recogieron al día siguiente…
¶
betesda
ya
hace cuarenta años
que
veo al Ángel
descender
del cielo
para
agitar las aguas.
Estos
últimos años
todos
partieron
los
viejos se curaron
los
jóvenes perdieron la fe
el
lugar fue olvidado
me
quedé sólo yo.
Yo
y el Ángel.
Ya
no tiene prisa por irse
está
sentado al borde del aljibe
agita
por mucho tiempo las aguas
ya
nadie tiene prisa
estamos
solos
yo
paralítico en cama
y
él con alas
de
águila.
Sus
ojos
tienen
estrellas dentro
su
corazón es el de un niño de ocho años
está
hecho
de
fuego y amor
un
niño me dijo
su
nombre
es
dice
el
León de Dios
en
el Sol
Llegó
el invierno
hace
frío por las noches.
Antes
de volar
con
precisión
hacia
mis pensamientos pecaminosos
que
por desgracia
ni
siquiera aquí van a abandonarme
me
arregla la ropa de cama
y
abre las alas
hacia
el cielo
Nada
me salva
excepto
la paciencia.
¶
crónica
Como
poetas corremos peligro en los precipicios.
La
montaña que normalmente se eleva desde el norte a mil metros
se
precipita de golpe en el mar del sur.
Muchos
kilómetros escarpados precipicios…
Enormes
rocas pétreos arcontes
con
la mar cual esclava a sus pies.
Por
entre los frisos soplan los vientos eternos
que
nos entorpecen confundiendo nuestras cuerdas
Hallamos
los antiguos senderos
en
mitad del caos
aquí
donde aprendieron a no tener miedo
los
montañeses.
Encuentro
señales de hombres valerosos
que
se distinguieron
en
estos difíciles parajes, refugios de águilas
que
no ensucian sus garras en la tierra.
Hallamos
los refugios de los razonamientos
que
ya no pueden vivir
con
los hombres.
Cuando
la luna sale
nos
detenemos en las orillas del tiempo.
Mientras
nuestro corazón aguante.
No
nos quedamos mucho en las fabulosas playas de la memoria
que
están hechas
de
luz de luna y olvido.
Allí
donde se escuchan
las
olas del tiempo
en
la noche y el silencio.
Este
sonido es la canción de la noche.
Las
palabras secretas de los vientos en lugares desiertos.
Ésta
es la flor de la luna que es a la vez el mañana y el ayer.
Ésta
es la canción de la noche.
Las
palabras secretas de la belleza insoportable.
Partimos.
Nuestro corazón no aguanta.
Tenemos
prisa.
Amanece
un día laborable.
¶
mientras
agonizo
... sumerjo
mi mano izquierda en la roca.
Está
hecha de tiempo antiguo y fuego.
La
muerte es una brizna de seca hierba áurea
en
sus riberas.
Algunas
voces vuelan despacio de un lado del desfiladero al otro.
Mis
tres hijos lloran y me siento tranquilo
la
mesa, la casa, las montañas… ¡todo!
todo
está hecho de tiempo
como
las olas de agua
como
las nubes de niebla
No
todo
¡Yo
soy como un árbol!
ramas
ramitas
dibujos
bifurcaciones
de
algo que no es tiempo
soy
algo en el tiempo
frágil
como el azúcar
que
cristalizó
en
una antigua bebida dulce.
Llegaron
los fallecidos
para
ayudar
es
difícil estar muerto.
Estoy
lento y perplejo
arrastro
trozos
de mi vida
una
gran roca
en
medio del precipicio meridional
los
juncos del patio
mediodías
estivales
y
un trozo de mar
una
pequeña iglesia secreta en el desván
la
sangre que se derramó una Primavera.
Todos
partieron vivos y fallecidos.
El
viento sopla
escucho
ladrar a los perros a lo lejos
indignados
por la soledad
asciende
la noche desde los desfiladeros…
Sólo
quedó la luna
para
agujerear taciturna
el
tiempo sobre la roca
¶
Kostas
Psarakis
nació
en 1957 en el pueblo de Járakas, a los pies de Asterusia (en el sur
de Creta, a 38 kilómetros de Iraklio), donde vive y trabaja como
profesor de matemáticas en el pequeño instituto provincial de
Asimi. Ha escrito los libros inéditos Formas
del tiempo (Morfés
tu jronu, 2006), Los
cuadernos de V. K.
(Ta tetradia tu B. K., 2010) y El
capitán Perdikis y los sentimientos de muerte
(O Kapetán Perdikis ke ta syneszímata zanatu, 2012). Algunos de sus
poemas se han publicado en antologías como Núcleo poético
(Piitikós Pyrinas, http://ppirinas.blogspot.com.es/,
una antología de la editorial Endymión, 2012), y en revistas en la
red. Estos poemas pertenecen a su libro Formas del tiempo. Mantiene
un blog: http://psarakis-k.blogspot.com.es/.
Traducción y
nota bio-bibliográfica: Mario Domínguez Parra
Sergio Barreto:
ResponderEliminarEstos poemas son un tributo a la palabra extraordinario. Impecable belleza y, por ende, aunque desconozco los textos en su idioma original, magnífica traducción.
Gracias.
que buenos escritos, que grato es visitar tu blog, saludos.
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