25.5.11

hugo mujica / 5 poemas


osadía


Ver no es abrir los ojos,
es arrojar a un lado el bastón blanco:

osar andar
sobre el saberse perdido.



nace el día


Nace el día
bajo un cielo despejado,

            la claridad en la que todo
            se muestra,
            lo que hacia ella brota
                         y lo que su misma luz marchita.

Todo nacer pide desnudez,
como la pide el amor,
como la regala la muerte.



desmesura


Cuando el alma ya es carne,
cuando se vive desnudo,

todo el afuera es la propia hondura,
desde cada otro
se escucha el propio latido.



lo propio


A cada grano de arena
su sombra al alba;

a cada vida
su nombre propio y su propio ajeno;
lo imposible de sí misma:
lo que los otros le han creado.



más hondo


Hay vidas
en las que el alma
se abre
más hondo
que donde esas vidas laten,

se abre como un relámpago
sin cielo ni trueno,

como una herida sin pecho

o un abismo
donde la belleza es alba.




Poemas tomados del libro Y siempre después el viento (Madrid, Visor, 2011).




Hugo Mujica nació en Buenos Aires en 1942. Estudió Bellas Artes, Filosofía, Antropología Filosófica y Teología. Esta gama de estudios se refleja en la variación de su obra que abarca tanto la filosofía, como la antropología, la narrativa como la mística y sobre todo la poesía.

Entre sus principales libros de ensayos se cuentan Kyrie Eleison (1991), Kénosis (1992), La palabra inicial (1995), Flecha en la niebla (1997), Poéticas del vacío (2002), Lo naciente (2007), La casa y otros ensayos (2008) y La pasión según Georg Trakl (2009). Solemne y mesurado (1990) y Bajo toda la lluvia del mundo (2008) son sus dos libros de cuentos.

Su obra poética, iniciada en 1983, ha sido editada en Argentina, España, Italia, Francia, México, Estados Unidos, Chile, Eslovenia y Bulgaria. En 2005 Seix Barral la publicó en Poesía completa. 1983-2004, y en 2011 se ha editado su último libro de poemas: Y siempre después el viento. Su vida y sus viajes han sido el material principal de su obra, hitos como el haber vivido y participado de la década de los sesenta en el Greenwich Village de Nueva York, como artista plástico, o el haber callado durante siete años en el silencio de la vida monástica de la Orden Trapense, donde comenzó a escribir, son algunos de los mojones de su historia.

Más información en su página web: http://www.hugomujica.com.ar/

10.5.11

iván cabrera cartaya / 4 poemas

la matricaria

Viste en la despojadura compacta del extrarradio, la flor alba-pálida y amarillosa de la matricaria.

Tu pensamiento acogió entonces la caliente esperanza de caer una tarde sobre sus pétalos, en la paz completa de ya no tener que vivir.

Bajo el telón trágico de tus párpados, aspiraste fuerte el olor amargo del desprecio humano, la mácula de los hombres.

El viento del sur desligó el artejo plateado de los cirros.

La matricaria envolverá tu tímido deseo, tu escueta petición. Tus plegarias serán atendidas en la orgía frenética de un instante deleitoso: la ocasión de todo cumplimiento.




medición del espíritu en lenguaje

He querido medir mi espíritu
en los vocablos de este idioma,
como ése que –en la piel de un muro–
pretende calibrar
la altura de una sombra;
la sombra que,
cuando cae la tarde,

y los colores
abdican de sí mismos
en el más lúgubre silencio,
vierte su contenido
en la indistinta suma
de lo que permanece oculto
y no es visible para nadie.




partición del vaso sombrío

Intuye
que en la noche recién inaugurada
es parte de una trama
para la que fue, minuciosamente,
escogido entre sombras; pero
sin su consentimiento.

El alma
no sólo sabe de delirio,
también conoce la agonía.

Quizá tan sólo ha comenzado
a darse cuenta
de que las flores son de barro
cuando las toca la mirada
para soñarlas en el fuego
o devoradas por el polvo.

Pero no habla de flores
ni de barro; no piensa en polvo
ni en sueños.

Apenas ha empezado
a inmiscuirse en los pórticos brumosos
que alza una mano de tiniebla
con pretensión arquitectónica,
con voraz vocación de fundadora.

Y levemente ha sonreído.

Rompe la oscuridad
como el cristal de un vaso
en las piedras de un muro
para luego extenderse, seminal,
en insaciables trozos transparentes.




palabras a un barquero sobre el mar silencioso

Yo no sé si precisamente
mueves los remos al revés
porque las olas retroceden.

En las gargantas de los muertos
envejecen los vinos
más ácidos del mundo.

En esta tierra
crecen las ruinas
igual que la serpiente
del Génesis.

Sales de noche
para juntar un ramo de delirio
con gencianas azules
y negras amapolas.

Tu rostro está borrándose
tras dedos enrejados.

Hay sonrisas que duelen,
y cortas dedos de ángeles
para cerrar
los párpados de Dios.





Iván Cabrera Cartaya (Tenerife, 1980) ha cursado estudios de Filología Hispánica y de Filosofía en la Universidad de La Laguna. Colabora habitualmente con poemas, ensayos, relatos, reseñas, entrevistas y notas en la prensa insular y en revistas como Can Mayor, Vulcane, Piedra y Cielo, Cuadernos del Ateneo, La alegría de los naufragios, Transparencias, La salamandra ebria, Cuadernos Hispanoamericanos, Isla negra, Kafka, Nexo, Poesía digital y en el Anuario del Instituto de Estudios Canarios. Ha publicado los relatos Famara (2006), Tarde de un día (2009), Habla Mnesárquides (2010) y Retrato moral de un extraño (en preparación), y los libros de poemas Arena (2001), Obsidiana (2004), Fragmentos de sentido (2006), Bajo el cielo innumerable (2007), Cariátides (2007), Un sueño de esplendor (2010), Diálogo en el desierto (en preparación), y el libro de entrevistas Bajo la bóveda del tiempo. Conversaciones con Miguel Martinón (2009), además de realizar el prólogo para la reedición del libro La vida de Rubén Darío escrita por el mismo seguida de Historia de mis libros (2007) y colaborar en la realización de la Enciclopedia de la Literatura Canaria (2007). Está a punto de aparecer su primer volumen diarístico, Apuntes para seducir al ruiseñor. Poemas suyos han sido traducidos al italiano por el crítico Valerio Nardoni. Es profesor de español para extranjeros y ha realizado guiones para documentales de arquitectura en Canarias.
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