17.10.13



moisés mori / dos poemas de Arte y romance

En estos poemas, Moisés Mori da gravidez, más que gravedad, al doblez de la conciencia y a las cuerdas de la tramoya literaria y social. Y en ello (y en varios engranajes técnicos) se oye el mejor rumor de la poesía moderna, empezando por The Waste Land de Eliot. Pertenecen los textos a su libro Arte y romance, recién editado por KRK y ya adelantados por la revista El Cuaderno. Tras años de ofrecer la mejor literatura en obras mestizas entre el ensayo y la ficción narrativa, el autor nos entrega una muestra más de su talento.


Imagina que eres feliz
que no tienes futuro
ni pasado
que bebes y bailas
y te reúnes a hacer música
                                           con desconocidos
en los bares
que has abandonado a tu familia
sin trabajo
y tu hijo te busca pero no lo encuentras
y tocas la guitarra, percusión
de ritmo endiablado y libre
mestizo, tropical, voluptuoso.
Toda tu vida pende del instante
de la música eléctrica
                                   de tu pelo negro
(tal vez eres negro)
música y vida.

Imagina que has ganado la libertad
del héroe sin culpa
sin ataduras ni carencias
sin cabos ni fronteras
más allá del vacío.
¿Qué eres entonces? Ráfaga sin peso
gas de dolor
conciencia hueca. No eres nada
aliento sin repercusión
todo −y solo− flash y viento.

No suscribes sin embargo esta imagen
dudas
demasiada pompa, me dices,
mucho artificio
renuncias al siniestro trato.
Entonces imagina lo que quieras
suspira
y ponte las zapatillas
con rencor
quéjate del lumbago
lee, lee a Poe
mira a ver a dónde llegas.



Jugaba al tenis Pollock.
Ah, no, que no era al tenis.
Jugaba al tenis Ginsberg.
Ah, no, que no era Ginsberg.
Jugaba Rothko al golf.
Ah, no, que no era Rothko.

Alto ahí. Pare. Name-dropping. Basura biográfica. Stop.

Almo reposo.
Melena de campana.
Invidia de las ninfas.
Con sus frescos racimos.
Ay, Panadera.
Y ríase la gente.

Campos de soledad, mustio collado.
Arañas melodiosas.
Quedéme y olvideme.
Buscas a Roma en Roma.
Himno gigante. Trilce. Doña Alda
¿En cuya oreja suena?
Axa, Jaén.

Entonces qué nos vence y nos doblega
qué nos arrastra al (ciego) dédalo
al alfil de Brancusi
y al mester de poesía.
Juego y alma: falacias.
Inteligencia dame. Golf, tenis, voleibol.

No hay huella sin temblor
ni nombre
                  sin dolor
ni amo sin esclavo.
Green y hierro. Clavel y espada.
Lira, laúd. Presencia, sed, aplomo
Carne, humores, rabel.
Trabajo, yoga, capital.

Imagina, si quieres, en inglés.
Imagine.
A Pollock
                  con las manos muy pequeñas
y seis dedos, seis padres, y un as de corazones
estampado en la ingle.
Imagina los trapos de Mark Rothko
los pañuelos
                     de Whitman
las sábanas de Lisi y Juan Ramón
el lecho de Procusto.

Imagine.
Que Celán se ahoga en el Sena
con una espina
que Beuys levanta catedrales
al dios de las cucharas y las enfermedades crónicas
o que Sylvia Plath juega
                                        al tenis
con su bebé (mulato, cholo)
mientras termina el perro de hornearse
y Allen Ginsberg se hunde
entre necios aullidos.

¿No tuvo Juan Ramón siquiera un cocinero?
¿Llegó a manejar Rothko las tarjetas de crédito?
¿el mágico
                   estropajo?
¿Vivía Galatea de moscas y de avispas? ¿de fados
                                                               y de efluvios?
Pues Brecht.
Ah, no que era Brecht.

Y en Roma misma a Roma no la hallas.




moisés mori (Cangas de Onís, Asturias, 1950) ha publicado Lo inmortal y otros ensayos de literatura (Los infolios, 1991), Estampas rusas. Un álbum de Iván Turgeniev (KRK, 1997; 2007), El nombre es lento (Dossoles, 2004), Voces de Albania. Lectura en falso de Ismael Kadaré (Losada, 2006), De Büchner a Basarov (KRK, 2007) y Escenas de la de vida de Annie Ernaux (KRK, 2011).





1.10.13



julio obeso gonzález / 6 poemas



Autopsia

Al llegar el invierno adelantado se heló la flora y cierta escarcha en el cristalino, le impidió leer el manual de las cerillas. Todos los miembros témpanos, en su quietud tremenda, guardaron duelo.
Le estudiaron muchos años después en perfecto estado, como si la tristeza hubiera sido, más que frío, una gota de ámbar.


Mirada

Me miraba con esos ojos que les suben a los perros cuando preguntan: “¿hay algo sobre mi resurrección?”
Y qué decir a un hombre, un leño, un perro, de las certezas que se esconden en los ojos del no.


El bosón de Higgs

¡Qué gracia: la de partículas que campan en la materia oscura! ¿A qué se parecen: tendrán la forma de un cuajo de rana? Porque ellas están despreocupadas de nosotros mientras construimos kilométricos embudos tratando de saber qué calzan, su última cena o si repiten el ciclo del error.
Porque después están los que no pueden comer de sus libros, los que rezuman élitros pero no vuelan, los empeñados, las viudas de los domadores y también los que, maestros de la lezna, abren sus talleres artenfermos en pentecostés. Ellos nada barruntan acerca de las partículas y si pudieran subir un canto a la noche, los telescopios bajarían, ruborizados, la mirada a sus zapatos.


Incendio en la pista central

Se quemó el circo
las cenizas del payaso
apenas hacían gracia.

Se quemó el circo
el hollín saltó mortalmente
por la boca del trapecista.

Se quemó el circo
en el turno del mago
los niños rieron cada llama.

Se quemó el circo
los leones brillaron
bajo un disfraz de estaño.

Se quemó el circo
antes que el fuego se apagara
colgaron el cartel: “no hay entradas”.

Se quemó el circo
al pie de la pértiga
siete panteras.

Cuando se quema el circo
minimizan las perdidas
con guisos de caballo.


Teolozoofía –Preguntas-

¿Son santos los camaleones?
Su visión mundial: ¿categoriza la lluvia?
¿Mojarán en sus oraciones la oreja a Dios?
¿Cuántas veces se fue la muerte engañada
con una piedra, un palo, una naranja,
en su bolsa de harpía rutinaria?
¿Hasta qué punto les altera ser el negativo
de un caballito de mar?


Intención solidaria

Vengo a que me extirpe estos harapos.
Opéreme lo necesario
hasta tener un cuerpo para la música,
ojos amantes, otra estatura.
No puedo recordar la última vez
que oriné feliz, o sin fatiga,
orillé al otro lado.
Trate de lo mismo a mi perro.



julio obeso gonzález (Gijón, 1958) es coeditor de la revista literaria Criterios y cofundador de la asociación poética Caudal y Versos libres. Fue ganador del II Concurso Internacional de Poesía Erótica “Búho Rojo” y participó en la antología vinculada al premio. Formó parte de la antología Por donde pasa la poesía (Editorial Baile del Sol, 2011). Es autor del poemario Tres tristes trópicos (Ediciones Amargord, 2012.